Esta es la historia de una piedra muy peculiar
Muy, pero que muy peculiar. En realidad se trata de un peirón, cruz de término o humilladero de forma cúbica, labrado en sus cuatro caras laterales y con una entalladura o hueco en forma de prisma cuadrangular en su parte superior dispuesto, con seguridad, para sostener una cruz de arenisca o madera. Que desapareció durante el verano de 2022 es un hecho, tanto como que volvió a aparecer sobre la misma roca en la que estaba al final del verano. Las circunstancias de su desaparición no nos importan aquí pero sí, y mucho, que tal eclipse sirvió para que muchos vecinos, fundamentalmente de los pueblos de Liesa y Velillas, en mitad de cuyo camino se hallaba dicho cubo de arenisca fueran conscientes de su existencia y valoraran con gran regocijo su reaparición.
Una de sus caras representa una calavera sobre dos tibias cruzadas en el más puro estilo pirata. Ojo no confundirnos, aquí la representación con toda seguridad avisa al viajero de la insulsez de la vida y le previene acerca del pecado. Claro que también el símbolo podría apuntar en otra dirección. No son raras las representaciones de calaveras en los cruceros de toda España.
En la cara situada a la izquierda de la anterior podemos observar un aspa muy erosionada y de difícil interpretación simbólica.
Sus otras dos caras parece te tienen una simbología más evidente y tradicional. En una de ellas podemos contemplar una cruz latina sobre círculo, una representación muy común en multitud de peirones, sin ir más lejos en el de Torres de Montes, salvando la distancia estilística y temporal entre ellos, que quizá llegue a los tres siglos. Este tipo de representación nos quiere indicar el dominio de la cruz y, por tanto, de Jesucristo sobre el mundo.
En la otra se representa una estrella radial de ocho puntas enmarcada a ambos lados por dos columnas. La estrella de la buena suerte y guía del viajero.
En definitiva, se trata de un trabajo fino, realizado por un artesano cantero buen conocedor de su oficio. Por su estilo, está muy alejado del arcaísmo y irregularidad que se puede observar en otras obras similares. La simbología que presenta huye de la beatífica religiosidad de la mayoría de hitos de este tipo y se concentra en la pureza de las líneas. Su creador parece algo imbuido de ciertos conocimientos masónicos que intenta hacer evidentes para que quiera ver y comprender.
Es complicado valorar en qué momento se realizo este peirón, aunque casi todas las pistas nos conduzcan a finales del siglo XIX o comienzos del XX. Pistas, como su avanzada iconografía, el estilo realista de la calavera y el acabado de molduras y aristas. En definitiva, una obra muy alejada del arcaísmo de otras similares más antiguas. En algún momento del siglo XX es posible que la cruz que, seguramente ostentaba fue abatida de forma violenta lo que produjo una fractura interna de la roca.
Para saber más sobre peirones y humilladeros es muy útil el blog de Santiago Noguero: https://www.santiagonoguero.es/cruces-y-cruceros/