Un día de marzo de 2022, durante un extenso y montaraz recorrido pedestre observé una profusa dispersión de cerámica alrededor de un montículo de piedra arenisca en el que eran visibles estructuras excavadas en la misma. Dados mis conocimientos e interés por la arqueología, se me hacía evidente que esos fragmentos cerámicos pertenecían a la antigüedad romana. Se trataba de un lugar que desconocía a pesar de haber pasado cerca de él innumerables veces. Se dio la circunstancia que, en esas mismas fechas, me encontraba con Eugenio Monesma y un grupo de voluntarios explorando unas estructuras, a poco más de un kilómetro del afloramiento de cerámica, que se correspondían con un lagar, quizá de época Moderna. Acudimos al lugar y Eugenio, versado en mil batallas y entusiasmado, diagnosticó de inmediato que aquel descubrimiento iba a dar a luz a un espléndido lagar romano, como así ha sido. Lo que desconocíamos en ese momento era el alcance del hallazgo y las interioridades que nos esperaban en este bombón arqueológico. Durante el año 2022 se realizó una campaña arqueológica bajo la dirección de Julia Justes, desde entonces, el yacimiento lleva en reposo más de un año a la espera de nuevas intervenciones. Las conclusiones provisionales de la excavación son sorprendentes, sobre todo por su singularidad. En principio, todo parece indicar que el lugar se corresponde con una planta industrial para al elaboración de vino, un conjunto de lagares con unos cuatro siglos de existencia, entre los siglos I y V de nuestra era. Todas las dependencias se ubican sobre una gran superficie de piedra arenisca en la que se han excavado unas estructuras evidentes y claras. Destacan entre todos los descubrimientos los contrapesos de las prensas que permanecen tras quince siglos en el sitio donde realizaban su trabajo, intactos.
Ya tenemos dos hitos cercanos: por un lado una ruta grabada por unas ruedas seculares, por otro un lugar en el que se elaboraba vino hace mas de 1500 años. Vamos a ponerlos en relación construyendo una hipótesis que puede descabellada hasta que las pruebas demuestren lo contrario.
En resumen:
1.- La vía romana secundaria entre Huesca y Ainsa-Boltaña atravesaba deliberadamente el yacimiento de Petresiales.
2.- En el yacimiento de Petrasiales se elaboraba vino no solo como un recurso de subsistencia sino un claro propósito comercial, lo cual explica su ubicación sobre la vía antes citada.
3.- El Camino Real ha sido una vía milenaria de comunicación entre el Pirineo y el centro del valle del Ebro. Creo que el yacimiento de Petrasiales (también podría ser el caso de la Piedra de los Moros de Ayera) requiere una investigación especial y profunda encaminada a desvelar los entresijos del comercio en el valle del Ebro en la Edad Antigua.
En el transcurso de la excavación de Petrasiales tuve la oportunidad de comentar esta hipótesis con Isaac Moreno. Isaac se mostró reacio a aceptar que el Camino Real pudiera haber sido una vía o calzada romana en toda regla, aduciendo que faltaban vestigios que, de haberlo sido, no deberían pasar desapercibidos en determinados puntos de su trayecto. Quizá no nos entendimos, y no tuvimos tiempo de hacerlo por cuanto mi punto de vista suponía una vía romana secundaria que, incluso en ciertos puntos del trayecto, se convertiría en un camino de herradura pero, que no por ello tendría menor importancia en el comercio entre el Pirineo y las zonas rurales del Somontano con las ciudades del llano en la depresión del Ebro. Isaac, es muy posible que estuviera pensando en una calzada romana como la de Cascante que presenta con gran acierto en este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=nbRjv0tMOHU&t=1s.
En fin, que mis posibles devaneos tienen que ver con mi apego por las cosas y los misterios más cercanos por muy pequeños que sean. No busco grandes temas ni reconocimientos. Parto de lo inmediato, lo próximo, con el convencimiento de que lo universal también se encuentra en lo particular, de que el misterio de lo humano se puede desvelar en el detalle y que, en ocasiones, las grandes perspectivas son estériles. Por si fuera poco, lo familiar, el terruño, me motiva.