¿Y si pudieras disponer de un artefacto que te permitiera no manipular la voluntad de los demás sino, sencillamente, el destino de tu propio cuerpo y de tu mente? Ese sería el caso del anillo atlante, un objeto que te haría dueño de tu propio gobierno para tu propio bien. Estamos hablando de la solución, del remedio perfecto para una robusta salud, para una prosperidad a prueba de quiebras y, entre otras sutilezas, del propulsor de una agudeza mental capaz de sortear todos los obstáculos que nos pueda deparar el destino. Sí, elemento mágico, místico, capaz de canalizar la energía oculta en tu propio beneficio. Claro que, para ello, ese anillo debería apoyarse en supuestos contundentes, universales, definitivos. Su construcción debería contener todos los arcanos recurrentes de la geometría sagrada, ¿y que mejor geometría para estos menesteres que aquella que da como fruto excelso el número de oro φ = 1,618033988?
¿No crees que exista algo similar a lo que hemos descrito hasta aquí? Pues no voy a ser yo el que te intente convencer de tal cosa ni de su contraria? Más bien me voy a limitar a exponer el estado de la cuestión y, de paso, voy a construir un objeto bello con el ingenuo propósito de que adorne el dedo anular de mi mano izquierda.
El anillo tiene tres dimensiones que se superponen, pero que hay que tratar por separado: su faceta histórica, que incluye su hallazgo y transmisión hasta nuestros días; su apariencia artística, es decir, cómo está hecho, cómo es su aspecto externo y, por último, su vertiente esotérica, a saber, sus supuestas propiedades taumatúrgicas y salutíferas.
Internet está plagado de noticias sobre este objeto aunque en su gran mayoría hacen referencia a sus supuestas propiedades mágicas. La mayor parte de estos sitios web, sin embargo, hacen un escueto relato acerca de las circunstancias de su hallazgo. En general nos informan que fue un tal marqués d’Agrain quién lo descubrió en 1860 y que acabó en manos de su yerno André de Bélizal, aficionado a la radioestesia, quién lo estudio de forma exhaustiva y describió por primera vez sus propiedades esotéricas. En muchas de las webs consultadas podemos observar como admiten a pie juntillas que el anillo procede de la civilización perdida de la Atlantida, citada en la obra del filósofo griego Platón, teoría que puede resultar hasta ridícula, por la imposibilidad de demostrar tal desatino. Otro similar consiste en la afirmación de que tal artilugio fue portado por el mismísimo Howard Carter, descubridor de la tumba de Tutankamón o, incluso, que fue descubierto por él. Un artículo que resume con acierto todos estos mitos infundados y arremete incluso con las medias verdades más asentadas sobre el tema es el de Georgeos Díaz-Montexano, quién llega a refutar, incluso, que el anillo fuera descubierto por el marqués d’Agrain. Georgeos piensa a la luz de las evidencias que quizá el anillo es de origen egipcio y que Bélizal fue y ha sido su único propietario. Por el interés del artículo apunto aquí su enlace: https://georgeosdiazmontexano.wordpress.com/2013/06/18/el-anillo-atlante-fabricado-en-atlantis-descubierto-en-egipto/
Por mi parte me desentiendo de la tarea de hallar la verdad histórica sobre el anillo y me centro en lo que más me atrae de él, a saber, la realización de una réplica del mismo en base a los datos que poseo. Ese debió ser el propósito de su creador y portador egipcio, imbuido del secretismo esotérico y religioso de su época, que bien podría tratarse de una amplia franja que cubriera desde el Imperio Nuevo hasta la época más tardía de la época ptolemáica. Para ello comenzaré recordando lo que se consideró ya desde el mundo del Egipto antiguo como proporción áurea y el número de oro.
Pero ¿el anillo funciona?, es decir, ¿posee todas esas propiedades mágicas que se le atribuyen? Perdón, no voy a responder esa pregunta. Mi faceta racional me dice que podría incurrir en una majadería si creyera tal cosa, mi fondo atávico me pincha con la idea de que todo es posible ya que «las meigas, de haberlas, haylas». Así que existe toda una florida literatura en la red que nos disecciona las propiedades del «anillo atlante» en función del dedo en el que se porte. La mayoría de webs que promocionan este complemento lo hacen por mero interés crematístico y no se les puede culpar por ello. Invito al lector a probar fortuna y buscar información sobre el anillo en internet. Yo no me comprometo a más.
- https://georgeosdiazmontexano.wordpress.com/2013/06/18/el-anillo-atlante-fabricado-en-atlantis-descubierto-en-egipto/
- https://egiptologia.com/piramides-egipcias-del-grupo-5/
- https://www.youtube.com/watch?v=Clf-snqrUH8
- https://shambala-roerich.com/la-verdadera-historia-del-anillo-atlante/
- Leonardo Olazabal Amaral: La verdadera historia del anillo atlante: Ondas de vida & Ondas de muerte (Ondas de Forma)