Uno es de dónde es y no lo puede evitar. Y a mí me tiran las pinturas de la ermita de Santa María del Monte porque soy de Liesa. Me atraen hasta el extremo de mirarlas ensimismado el tiempo que haga falta para conseguir que me hablen de tiempos y personajes de un pasado de humilde gloria. No estoy loco. He nacido, crecido y vivido con ellas y, un poco, para ellas. Bien, de acuerdo, no son la Capilla Sixtina, ni siquiera la sala capitular de Sigena, pero son «mis pinturas». Así que les dediqué, les dedico y les seguiré prestando mi esfuerzo y atención hasta que la muerte nos separe. Te podrán decir que son arcáicas, «populares» incluso extemporáneas, queriéndote indicar que su importancia estilística o artística es algo precaria, pero yo te digo que llevan tu ADN, también el mío, incluso el de toda la humanidad.
Al grano. Las pinturas que nos ocupan, adscritas al estilo franco gótico o gótico lineal ocupan varios lienzos murales en la citada ermita. Para tener una visión de conjunto de las mismas es conveniente visitar alguna web que las exponga de de forma adecuada. A pesar del tiempo que ha pasado, y de las anomalías tipográficas que contiene, todavía se puede recomendar la que la Asociación Amigos de Liesa mantiene en www.liesa.info y que realicé en el año 2002. Por supuesto, siempre es útil acudir a la magnífica web de Antonio García Omedes.
Si partimos de la idea de que la ermita está construida en dos tramos y épocas diferentes, uno románico y otro gótico y que en los lienzos de la parte más antigua se encuentran representados los martirios de Santa Catalina de Alejandría y San Vicente, uno a cada lado de la estancia, debemos tener en cuenta que no nos vamos a detener en esta parte sino, precisamente, en la parte gótica, en el lienzo situado frente a la puerta de entrada, un panel pictórico de 5×1,8 metros en el que podemos contemplar una adoración de los Reyes Magos con la Virgen y el Niño Jesús en su regazo, los reyes oferentes a su derecha y cuatro personajes, dos hombres y dos mujeres, a su izquierda. Todos los personajes citados, además de otros de dudosa semblanza aparecen colocados bajo arquerías y soportales. La escena está enmarcada por dos cenefas horizontales y otras dos verticales con motivos geométricos de tradición románica. Sobre el conjunto pictórico se extiende una cornisa o resalte decorada con un ajedrezado, típico también del estilo románico. El problema del conjunto es que solo ha sobrevivido el trazado o esbozo con sanguina ocre que el pintor realizó como preparación de la obra y, únicamente, en su mitad superior. Los nombres de los personajes se encuentran ilegibles, así como algunas letras de la leyenda conmemorativa que en su día se colocó en la parte central de al escena sobre la cornisa.
Siempre he tenido la tentación de recrear digitalmente toda la escena y en ello estoy. Por supuesto la peor parte se la llevan los nombres de las personas representadas, ya que solo una de ellas y solo en parte puede leerse su nombre. En un principio me centré en la leyenda conmemorativa, aunque las referencias de principio del siglo XX no me fueron de mucha ayuda: el propio Ricardo del Arco que visitó la ermita en los años veinte tuvo menos suerte que yo, ya que se topó con las concreciones calizas que en cientos de años se habían depositado sobre la inscripción.
En la actualidad el texto es legible casi en su totalidad, aunque presenta dificultades en su última línea,la más importante, precisamente la que nos habla del personaje que sufragó los gastos de la obra. Me llevó tiempo considerar todas las posibilidades hasta que creo que di con el nombre del donante y la fórmula del fecit:
:ESTA OBRA : ESTU
RIADA : E LA FRON
TERA : CON EL REAL
: LOS ESPONDALERO
S : DE IOAN GIL : LA FIZO I : PINTO
Que viene a decir que los representantes testamentarios de Juan Gil hicieron construir la obra y la pintaron. Y aquí hay que hacer una observación interesante: la concordancia gramatical brilla por su ausencia aunque hubiera sido lo mismo si hubiera dicho » LA FIZO PINTAR». Creo que lo que quiere significar la falta de concordancia es, precisamente, que el difunto mandó sufragar tanto la obra como su pintura posterior. Un dato muy revelador ya que si conseguimos saber quién fue ese tal Juan Gil podremos fechar obra gótica y pinturas con precisión.
Pues bien, Juan Gil deberá permanecer en la sombra por lo que a mí concierne. Sé que un tal Juan Gil Tarin, señor de Morata, fue Justicia de Aragón allá por el año 1284, pero por desgracia buscamos un personaje posterior. Seguiremos buscando.
Vamos ahora a por los personajes del panel. Los tres que aparecen a la derecha de la Virgen no ofrecen problema: se trata de los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar. La representación del último edículo del panel de esta parte si ofrece mayor duda para su identificación, pero lo guardo para otra entrada del blog que colocaré más adelante. Mayor dificultad ofrece la identificación física de los nombres en el propio panel, solo el nombre de Melchor se puede leer con alguna dificultad como, ya hizo en su momento Antonio García Omedes.
El resto de los nombres de los personajes oferentes, a la izquierda de la Virgen, ofrecen distintos grados de dificultad para su interpretación. El más próximo a ella ostenta el apellido «DE CASTILLON» o «DE CASTILION», que podría traducirse como » de Castejón». El nombre del otro personaje masculino, de momento, me resulta imposible de identificar.
De gran interés son, desde mi punto de vista, los dos personajes femeninos. Tras muchas pruebas de luz y sombra con diferentes fotos y ajustes de Phososhop he llegado a la conclusión que podrían ser hermanas ya que, en todo caso, mantienen el mismo apellido. En una de ellas, además, se puede leer la inicial de su nombre, una M con signo de abreviatura sobre ella que daría como resultado el nombre de María. Si, un folklórico nombre, María Ximenez (hoy diríamos Jiménez) que tiene multitud de referencias históricas en toda España y, por supuesto, también en Aragón. ¿Quiénes pueden ser estas hermanas Ximenez?: sabemos de una María Jiménez Cornell, condesa de Barcelos en 1350; una tal Teresa Jiménez de Urrea priora de Sigena en 1323; otra Oria Jiménez, priora también de Sigena en 1252 (demasiado temprano); y, ante todo, sabemos que la mujer de Atho Foces, abuelo del Atho de Foces enterrado en San Miguel de Foces (ibieca), se llamaba, nada más y nada menos que María Ximenez. En este último caso, y por desgracia, demasiado madrugadora en la Historia, ya que su vida no se debió extender más allá del primer tercio del siglo XIII.
Todo lo que se puede ofrecer en este momento acerca de los personajes representados en este panel pictórico son conjeturas. Se trata de una primera aproximación que podría ofrecer frutos con una investigación más profunda.
Para mejor comprensión de todos los aspectos citados en esta entrada de blog se puede acudir a las webs citadas, tanto de Antonio García Omedes como a la de la Asociación Amigos de Liesa, en esta última se cita la bibliografía más asequible y pertinente para el caso que nos ocupa. La mayor parte de los datos que incluyo provienen de búsquedas directas en DARA (Documentos y Archivos de Aragón), archivo documental del Gobierno de Aragón.
Una consideración que es útil recordar y que es válida para todo este blog: Sus contenidos pueden ser utilizados por cualquiera para sus propósitos particulares, siempre que se haga sin intención de lucro, y además, se cite la procedencia y autor de los mismos.
Una visión documental del Medievo aragonés y sobre todo el emparentado con Liesa en http://www.romanicoaragones.com/00-IntroduccionGeneral.htm de Antonio García Omedes. Imprescindible.
JESÚS VIÑÚALES BORAU