Una marca, un logo, una firma, pueden tener múltiples propósitos. Hoy día lo tenemos claro ya que vivimos inmersos en un mundo donde todo está sujeto a su valor como objeto de consumo y, por tanto, marcado con un precio. Las marcas sitúan sus iconos identificativos como reclamo a los posibles compradores; esos iconos otorgan calidad, fama, poder e, incluso, legitimidad a los objetos que representan. Pero ¿era lo mismo en la Edad Media? Afirmar que sí puede ser atrevido, injusto y, por supuesto, erróneo. Cuando un cantero firmaba una piedra a la que acababa de dar forma, ¿qué propósito tenía, el mismo que en la actualidad? Tengo la impresión que responder a estas preguntas está fuera de mi alcance y, con toda seguridad, del de cualquier contemporáneo nuestro. No obstante hay dos caminos que seguir para rastrear una solución a la cuestión: la de la vanidad y la del dinero; ambas son pilares fundamentales para desentrañas los propósitos de cualquier ser humano de cualquier época, aunque, por supuesto, no son los únicos. En ese sentido, me he embarcado en un estudio que me atrae con fuerza, sobre todo por su proximidad geográfica y emocional: las marcas de canteros de San Miguel de Foces en Ibieca. El trabajo que me he propuesto me ha llevado bastantes horas de elaboración de fotos, medidas, hipótesis, reelaboración de planos, búsqueda de proporciones, consultas históricas, etc… Lo que presento aquí es un humilde resultado que solo pretende señalar posibles direcciones de investigación, por supuesto, siempre aupado sobre los hombros de otros investigadores que se han acercado al tema antes que yo y que han establecido las bases para cualquier estudio posterior. En mi caso, el atrevimiento es solo una cuestión afectiva que mantengo con Foces y todo el entorno que me ha visto nacer y crecer. Me contentaría con que alguien viera en mi esfuerzo una minúscula luz con la que iluminar el camino; en todo caso, me conformo con hacer saltar una chispa en la imaginación de algún invisible lector o despertar en otro la ensoñación por un tiempo lejano, en el que la inteligencia natural era parte sustancial de la dimensión espiritual del ser humano.

Para ilustrar mi intención respecto a las marcas de cantero de San Miguel de Foces en Ibieca he tomado una referencia directa de dos trabajos que considero cruciales: Las marcas de cantería dentro del contexto de la arquitectura medieval: proporción y mesura de Jordi Aguadé Torrell y Rafael Fuster Ruiz y Catedral de san Pedro de Jaca. Marcas de cantero: un apoyo para los historiadores, de Antonio García Omedes en la web Rutas románicas por el alto Aragón; de ambos dejo al final de la entrada sendos enlaces. Por supuesto no son los únicos trabajos disponibles acerca de las marcas de cantero medievales, pero creo que son ejemplares dentro de la amplia panoplia disponible en internet.
Por tanto, mi labor intenta abarcar una doble dimensión sobre las marcas de Foces. Por un lado un examen de las marcas individuales a la luz de los estudio de Aguadé y Fuster y por otro una catalogación lo más completa de todas las marcas, siguiendo en la medida de lo posible el camino trazado por Antonio García Omedes y otros trabajos similares. Todo ello con el propósito final de establecer una serie de conclusiones en relación con los procedimientos, las personas y las motivaciones que las guiaron para su realización.

Gran placa conmemorativa del 750 aniversario de la construcción de la iglesia de San Miguel de Foces con todas las marcas de cantero registradas, 135 en total. Año 2009.
En principio, mi propósito es analizar las marcas que, por diversos motivos, me parecen más significativas, sin perjuicio de que más adelante deba recapitular o ampliar mi análisis. Como todo análisis debe partir de una base, en mi caso hago constancia que se trata de la clasificación que Aguadé y Fuster establecen en la obra ya citada y, por extensión, el contenido completo de su web. Se trata de una ordenación clara concisa y totalmente práctica. Por su importancia y a efectos de que el lector pueda seguir el hilo de las explicaciones, me permito adjuntar un esquema de mi cosecha:
Fijados bases y propósitos es el momento de examinar las susodichas marcas y nada mejor, a modo de ejemplo, que la letra lambda que se encuentra profusamente documentada en los muros de Foces. Vemos que se trata de una grafía, en concreto una letra del alfabeto griego con la evidente función de mostrar la identidad de alguien, pero ¿de quién? Por otro lado ¿se trata de una forma libre o reglada? En principio parece que libre, pero para poder responder a estas cuestiones deberemos ahondar en el citado signo con procedimientos a los que quizá nunca se ha sometido. Aunque antes hay que indicar que hay una parte de al arqueología científica que rechaza cualquier interpretación esotérica de las marcas de cantero, es decir, no reconoce que los trabajadores de la piedra pudieran establecer con sus signos mensajes ocultos que fueran más allá de su identidad. Pero, desde mi punto de vista, tal perspectiva es una limitación grosera de las posibles interpretaciones de estas marcas. En este sentido asumo los estudios que sí que buscan interpretaciones ocultas más allá de las simples grafías. Pero no es momento de establecer conclusiones sino de ponerse a trabajar.

El signo anterior es una lambda de las muchas que hay repartidas por los muros de Foces y la pregunta legítima es si el autor o autores son conscientes de lo que están grabando. Pero ¿qué están grabando? Pues la imagen anterior demuestra que el ejecutor sabe lo que está haciendo: en concreto la representación de una proporción clave para todos los constructores medievales e incluso romanos (ver entrada sobre las proporciones de San Miguel de Foces en otra entrada de este mismo, ver). A partir de aquí nos podemos plantear unas cuántas preguntas que podrían resumirse en: ¿Qué propósito busca el autor? ¿La marca es fácil de ejecutar? Hay más marcas de este tipo, ¿todas guardan estas mismas proporciones? Es evidente que el autor busca señalar la pieza que acaba de labrar imprimiendo en ella su marca personal pero, aunque la finalidad práctica nos resulta fácil de entender (podría ser contabilizar las piezas producidas e instaladas por él en el muro), ¿por qué oculta el fundamento de la figura que, precisamente son sus singulares proporciones? Llega a tal extremo la sutileza del cantero que incluso deja a la imaginación del observador el punto crucial, es decir la línea imaginaria que une los dos puntos rojos y corta el astil de la letra en ese punto preciso. Está diciendo «yo sé esto y solo lo pueden comprender los iniciados como yo». En fin, al parecer se trata de una marca de identidad y oficio, es decir, otorga prestigio. Pero buscar las proporciones en la altura de una letra puede ser complicado (o lo parece). ¿Qué se necesita para dibujarla? Simple: trazar una recta O’A, llevar sobre ella una doble medida OO’, tomar con la escuadra una nueva medida CR y trazar un arco RA con radio O’R que intercepte la recta O’A en A; la O’O es igual a CA y se puede transportar con el compás. ¿Parece complejo? No, con la práctica, una escuadra y un compás (¡solamente!), podría llevar no más de un minuto. Hasta aquí parece que todo encaja, pero nos queda la cuestión fundamental que reescrita podría quedar de la siguiente manera: Pero ¿el signo de marras no será fruto de las casualidad? Vamos a comprobarlo y para ello he utilizado otras marcas lambda de diferentes partes de la construcción. El procedimiento de estudio ha sido fotografiarlas con un teleobjetivo moderado (de retrato) y seguir la incisión de la foto con la pluma del programa Rhinoceros. Las figuras resultantes son las que aparecen en la imagen siguiente:

A simple vista podemos observar que los dos agujeros del trépano señalan tozudamente un punto del asta, que se corresponde con la longitud del lado del cuadrado que ha servido para trazar la medida áurea de toda la letra, tal como se explico que ocurría en la primera lambda estudiada. Por si fuera poco, también podemos observar que el punto de arranque de la pata coincide con otro punto notable que, como se indicó, guarda proporciones áureas con el lado del cuadrado unidad. ¿Es casualidad? Parece imposible, al contrario, lo que demuestra la comparación es una constante voluntad de representar una proporción vital para los constructores medievales.
A partir de lo que hemos observado parece que surge una cuestión ineludible: entonces, ¿todas las marcas de cantero de Foces expresan relaciones geométricas notables? Para responder a esa pregunta lo mejor es pasar las más sospechosas por una rueda de identificación o someterlas a un careo. Confieso que lo he hecho y que de tal proceso han surgido tres sospechosos habituales y un montón de preguntas.

Aleccionado por los sabios contenidos de la web de Aguadé y Fuster fui a por esos sospechosos habituales en este tipo de delitos esotéricos: la marca lambda (que ya conocemos sus relaciones); las ballestas que, según el trabajo citado, pueden ser de vital importancia para determinar las proporciones del edificio en el que aparecen y un signo muy especial, combinación de las letras griegas rho y tau y que en los muros de Foces se encuentra profusa y regularmente distribuido. El resultado del examen es el que se muestra en la imagen anterior. En la primera comparación de la parte superior, con medidas áureas y diagonales del cuadrado unidad, vemos que la letra lambda gana por goleada de coincidencias a los otros signos. En la comparación inferior es la ballesta la que se lleva todos los premios ya que coinciden puntos esenciales de la misma, como el arranque del gatillo o pata inferior (también llamado propiamente llave) con un cuarto de la unidad, la caja de la nuez (alojamiento de la flecha) con la mitad de la unidad y la cuerda con el otro cuarto de la unidad (recomiendo la lectura de la web SIGNOS LAPIDARIOS para comprender mejor lo expuesto y lo que resta por explicar).
¿Y el signo rho-tau? Pues que también tiene sus coincidencias, pero no parecen guardar relación con los signos anteriores, porque ni representan medidas áureas ni tampoco son fracciones notables de una unidad, se trata más bien de la raíz cuadrada de dicha unidad, tanto la suma como la diferencia, tal como podemos apreciar en la primera comparación. Por tanto, hay que recurrir a una explicación más completa y compleja para poder abarcar todas las marcas de Foces y llegar a conclusiones concretas.
El interés por las marcas de cantero no es nuevo y tampoco el deseo de encontrar su fundamento. A tal fin se han destinado secularmente diferentes teorías entre las que ha prevalecido las que se decantan por su finalidad práctica, es decir, tales marcas servirían como método de conteo del número de piedras trabajadas que cada cantero ejecutaba en un determinado espacio de tiempo o en una obra determinada. Por fortuna la curiosidad humana hizo que las hipótesis no se extinguieran allí y que los estudios sobre estas marcas llevaran a profundizar en su finalidad y sentido. Es el caso del arquitecto vienés Franz Rziha que en el siglo XIX, tras una exhaustiva recopilación de marcas de todas las épocas llegó a jugosas conclusiones sobre ellas. Para ello se sirvió de su extenso conocimiento de las «marcas de honor» (que identificaban a cada gremio) de las corporaciones de constructores y artesanos talladores de la piedra de la Bauhütte (siglos XIV y XV) y estableció que estos signos procedían de unos patrones geométricos determinados, fáciles de construir mediante el simple uso de una escuadra y un compás. Estos patrones o redes (según Rziha) quedaron reducidas a tres en su estudio: circular, cuadrada y triangular.

Podríamos llenar cientos de páginas explicando los entresijos matemáticos, geométricos e históricos de estas redes, pero animo al lector a realizar esa tarea por su cuenta. Aquí vamos a intentar aplicar estos conocimientos aplicados al caso (o casos) que nos ocupan. No obstante, ejemplos del uso de estas redes se pueden observar en esta página web del Museo virtual de historia de la Masonería. En mi caso, sin perder de vista las tres figuras que ya he citado, voy a comenzar, a modo de ejemplo con otro signo de la iglesia de Foces, en este caso lo que parece y quizá sea una A mayúscula. Lo curioso es que este signo aparece en varias obras a lo largo de la arquitectura medieval europea. En el caso de Foces no es muy frecuente su aparición en los sillares y cuando lo hace presenta ciertas anomalías que nos hacen dudar sobre la existencia de un trazado canónico de dicho signo. En la figura siguiente se puede observar que la superposición de tres signos (en rojo, negro y verde) extraídos de tres piedras diferentes muestran evidentes discrepancias, fundamentalmente en el travesaño que toca el ápice de la letra y la abertura angular de la misma. ¿Quiere decir eso que se trata de signos diferentes o que el cantero lo esté realizando de forma descuidada? Creo que la respuesta es «no» en ambos casos; más bien el artífice tiene interiorizado el símbolo y lo realiza con soltura sin la ayuda de la red geométrica de la que es tributario. Prueba de ello es la persistencia en los extremos de las patas y el larguero de la letra de los remates con una orientación determinada.

El problema es que Las pequeñas discrepancias e «imperfecciones» de la grafía nos pueden hacer desconfiar acerca de qué modelo geométrico está representando el cantero. En el gráfico que sigue podemos contemplar la marca original en verde que vemos que le cuesta adaptarse a unas medidas perfectas. A sus lados, en rojo y azul, dos posibilidades de su origen canónico. ¿Cuál es la correcta? Sea cual fuere, está lejos de toda duda que el punto de partida parece ser una red ortogonal de tipo triangular. El uso de este signo es bastante común entre las marcas de cantero (en la ermita de Santiago de Agüero, por ejemplo), por tanto, si esta señal debía identificar un cantero o un taller determinado, yo me inclinaría a considerar la el signo azul, de los tres que aparecen en la figura siguiente, como el indicado para representarlo, ya que el rojo me parece bastante alejado del signo real. En cualquier caso acabamos de identificar una marca geométrica reglada y de utilidad para establecer un salario y, sin lugar a dudas, un signo de identidad de un cantero o taller concreto.

En el gráfico que expongo a continuación se pueden apreciar otras interpretaciones (del 1 al 6) de otras tantas grafías de las paredes de Foces sobre red triangular. Es posible que alguna de ellas sea un error mío guiado por el entusiasmo, pero con ello quiero dejar constancia de que gran parte de las figuras de Foces, a diferencia de las de otras localizaciones, se corresponden con tradiciones regladas comunes entre la élite de los canteros y constructores medievales de toda Europa. A diferencia de la anterior estas grafías no representan letras sino que son puramente geométricas.

Hasta aquí he analizado grafos tributarios de la red triangular, pero las hay también de la red cuadrada como las que aparecen en el gráfico siguiente, cuyo comentario amplío al pie del mismo:

Habíamos visto que junto a la representación de la letra lambda habíamos colocado la grafía rho-tau y la ballesta y, hasta ahora, esta última no ha aparecido por ninguna parte. Bueno, es el momento de saber qué pasa con ella. Señalar, en primer lugar, que la ballesta, tal como se explica en el completo trabajo de Aguadé y Fuster ya apuntado, cuando aparece en los muros de una edificación identifica las proporciones de la misma. En nuestro caso, en Foces, tenemos numerosas representaciones de ballestas; fue por ese motivo que elegí varias, ocho en concreto, y busqué sus coincidencias o diferencias, pues era tarea inútil plantear su concordancia con el templo de Foces si, de partida, no lo había entre ellas y éste fue el resultado: la había. Para comenzar podemos observar la imagen que sigue y el comentario pertinente sobre lo que sucede con los citados signo lapidarios.

No podemos sacar conclusiones precipitadas de la comparación de las grafías de las ballestas, al contrario, necesitamos encontrar una base con la que comenzar a trabajar sobre sus proporciones. Resulta evidente que podríamos elegir una de ellas al azar y usarla para tal propósito, pero mi corta experiencia con el tema me decía que buscara la más representativa y la más dispar, así que me incliné por la 2 y la 4 con el fin de someterlas a las pruebas más exigentes, comenzando con su representación en una red ortogonal cuadrada, al mismo tiempo que lo hacía con la planta de la iglesia y éste fue el resultado con la ballesta número 2:

Vaya, parecía decepcionante, y lo mismo ocurría con la ballesta número 4 (al fin y al cabo, sin la flecha, la número 4 es idéntica en proporciones a la 2). No obstante de la comparación destacaba una resultado: era evidente que tanto la planta de la iglesia como las proporciones de las ballestas obedecían a una estructura geométrica cuadrada, así que me permití un segundo intento, esta vez sin buscar abarcar toda la longitud de la nave con el largo de la ballesta y la cosa tenía otra pinta:

Efectivamente, la ballesta 4 informaba con exactitud absoluta de las medidas y proporciones de la la iglesia de San Miguel de Foces, incluso la número 2 lo hacía si en las proporciones no teníamos en cuenta los ábsides que, como ya establecimos en otra entrada de este mismo blog, son una implementación a través de medidas notables no coincidentes con las medidas cuadradas. Para comprender como funciona la implementación indicada basta recurrir a la figura siguiente en la que expongo los diferentes métodos que los arquitectos medievales se valían de la misma.

Hasta aquí las ballestas parece que nos informan de las proporciones de la nave de San Miguel de Foces, aunque solo una de ellas (la 4) lo hace de una forma completa y tal hecho da que pensar: ¿desconocían los canteros de Foces el módulo y proporciones de la nave en su totalidad? En tal caso eso podría indicar que los ábsides se construyeron después de comenzada la nave principal y sus naves laterales hasta que, en un momento determinado, una vez conocidas esas proporciones definitivas, alguien (quizá el cantero que dirigía la obra) pudo establecer el módulo completo. Conjeturas. Lo que queda claro es que las ballestas se corresponden, más allá de su función utilitaria con ideogramas geométricos con una clara función hermética (esotérica, si te gusta más el nombre, yo prefiero hermética).
¿Qué queda claro después de todo lo dicho? Que las proporciones de San Miguel de Foces quedan dentro de la tradición medieval (con origen romano) de módulos cuadrados como semilla para todo el planteamiento de la obra o, dicho de otra manera, San Miguel de Foces es una obra realizada AD QUADRATUM: cuadrado como base, a partir del cual pueden surgir otras medidas como las que hemos explicado (por ejemplo, la diagonal del cuadrado ya es explicada por Platón en el Timeo). Hay que tener en cuenta que los resultados de trazar las proporciones áureas (o la figura resultante de la diagonal de un cuadrado) determinan medidas irracionales (raíz cuadrada de 5 o de 2), pero que los arquitectos medievales acababan integrando en un sistema o red de proporciones cuadradas que las englobaba y en eso nuestra «catedral» de San Miguel de Foces es un ejemplo preclaro. De todo lo anterior nos está informando (secretamente) la ballesta 4 y su flecha.
Como explicación definitiva vamos a colocar sobre la planta de San Miguel de Foces todas las relaciones geométricas que sus constructores idearon:

Fijémonos en la figura de la derecha de la imagen anterior; veremos cómo construyeron San Miguel de Foces (es solo una hipótesis). En los vértices del cuadrado central (en morado) se basa todo el resto de la construcción: debajo de él se trazó otro cuadrado de la misma medida (también en morado); sobre sus laterales se llevó la medida áurea RQ (auron) para determinar el ancho de las naves laterales y con esa medida se trazaron dos cuadrados (en rosa) de igual longitud: el ábside central y los absidiolos se obtuvieron de diferente forma; el central sobre el implemento (diagón) del cuadrado central morado con radio igual a la mitad del lado y centro en O, los laterales, también con centro en O, siendo el radio la mitad del lado de los cuadrados laterales (en rosa).
La iglesia de Foces no es un ejemplo aislado de construcción ad quadratum, con tres naves, tres ábsides y nave central prolongada, ya que tenemos un caso que es su antecedente claro y que posee la misma inspiración y distribución: la ermita de Santiago de Agüero, aunque incompleta su similitud es impresionante.

CONCLUSIONES:
El lector habrá podido apreciar que quizá la exposición ha sido algo dispersa, sobre todo por la amplitud del tema y el conjunto de elementos que había que tratar. El propósito, por supuesto, era arrancarle algún resultado por exiguo que sea; un curioso empedernido, como es mi caso, se sacia con poca cosa. Así que me lanzo a establecer alguna conclusión de todo lo dicho, con la advertencia de que lo que ha emanado de este modesto trabajo son más preguntas que certezas. En fin, ahí van algunas:
a) Las marcas de cantero de San Miguel de Foces son, en proporción a otros lugares similares, un corpus excepcional para conocer las tradiciones arquitectónicas medievales.
b) Una parte considerable de las marcas de cantero estudiadas contienen propósitos que van más allá del propio significado evidente, constituyendo un material precioso para el estudio del simbolismo hermético en la arquitectura medieval.
c) Se ha podido comprobar cómo algunas marcas en concreto cumplen con las hipótesis propuestas por diferentes autores respecto a su función representativa:
- El caso de la ballesta para informar sobre las proporciones del trazado de la planta de la iglesia.
- La marca lambda para representar la proporción áurea.
- La marca rho-tau como indicadora de la proporción cuadrada, más allá de su evidente significado cristiano.
d) Se ha podido constatar que los propósitos de las marcas son diversos y múltiples en alguna de ellas. Entre ellos, y fundamentales, el prestigio gremial y quizá el esotérico o iniciático.
e) También se ha evidenciado que algunas marcas representan a todo un taller o empresa de cantería y no a un solo individuo. Falta un estudio de su distribución que este humilde curioso intentará completar a la mayor brevedad posible.
f) Es muy posible que las marcas de cantero indiquen una jerarquía o funcionalidad. Parece evidente que el cantero que firma con la ballesta o la letra lambda posee conocimientos que exceden a los del resto. ¿Podrían ser los responsables de dirigir a todo el equipo de canteros? ¿Estos especialistas o talleres eran contratados precisamente para ese fin?
g) El estudio de las proporciones de la planta de San Miguel de Foces ha determinado con claridad que el diseño de la misma se estableció en base a una malla de cuadrados regulares, flexible, para integrar otras proporciones, la áurea, en el caso de San Miguel. Se ha confirmado de esta forma la hipótesis expuesta en otra entrada de este mismo blog de un cuadrado base como arranque de tal diseño.
h) Se ha emparentado la construcción de San Miguel de Foces con la ermita de Santiago de Agüero, hasta el punto de que parece que la cercanía en el tiempo de ambas construcciones es mucho más estrecha de lo que se ha venido sosteniendo hasta ahora. Quizá, incluso alguno de los canteros de Agüero llegaron a trabajar en Foces. La datación de la obra de Foces es clara: mediados del siglo XIII, se podría decir que la de Agüero, su conclusión, estaría a caballo de los siglos XII y XIII.
i) La obra de Foces posee la inspiración y la fuerza de la tradición romana pero está abierta a todas las aportaciones que desde Europa se han ido sumando a la misma. En definitiva, es un ejemplo de tesón y poderío económico por el equipo de obreros, intelectuales y artesanos que logró reunir, así como por la determinación con la que se concluyó.
REFERENCIAS:
https://www.romanicoaragones.com/colaboraciones/Colaboraciones04367-JacaMarcas.htm
Javier Alvarado, Heráldica, simbolismo y usos tradicionales de las corporaciones de Oficio; las marcas de canteros, Madrid, 2009.
Museo virtual de historia de al masonería. UNED: http://mason33.org/masoneria/historia/museo-virtual-de-historia-de-la-masoneria/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/exposiciones_temporales/marcas.htm
Glosario ilustrado de arte arquitectónico: https://www.glosarioarquitectonico.com/
RZHIA, Franz, Etude sur les marques de tailleurs de pierres, Editions Vega – Franc-Maçonnerie.
Conferencia de Daniel Zabala Latorre sobre la ermita de Santiago de Agüero.
Rutas románicas – Antonio García Omedes – Ermita de Santiago (Agüero)